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Los berrinches son oportunidades

  • Foto del escritor: Pam
    Pam
  • 5 feb 2019
  • 2 Min. de lectura

Todo niño pasa por los llamados 'berrinches', pero en realidad son frustraciones que sufren nuestros pequeños. Pueden tener estas frustraciones en cualquier lugar, como el supermercado, la casa, la calle, el carro, etc. Los berrinches se empiezan a presentar alrededor del año y medio de edad y son causados por razones de autonomía, el niño a esta edad ya camina y se siente libre para hacer muchas cosas pero, para desgracia de ellos, el mundo no está hecho para todas sus habilidades, por lo que el famoso 'NO' se vuelve la palabra favorita de los papás.


El niño o bebé puede tener un berrinche por el simple hecho de que se le cayó de la boca su galleta o porque el juguete que quería parar no se sostuvo, y su única forma de demostrar su emoción es llorando o aventando el juguete, pero ¿qué es lo que ve el adulto? un niño que está teniendo una reacción inapropiada y su reacción es llamarle la atención, lo que ocasiona que el bebé llore más. La mejor solución en estas situaciones es que la figura de autoridad debe ponerse a su nivel y preguntar qué es lo que sucede y de ahi ponerle un nombre a su emoción, darle una posible solución y finalmente darle un abrazo para hacerle saber que todo va a estar bien.


Como padres muchas veces tenemos muchos problemas o preocupaciones en la cabeza que nos nublan la vista a la hora de estar con nuestros hijos, y si en ese momento se nos presenta una frustración podemos verla más grande de lo que realmente es. Por lo tanto, debemos percatarnos de que así como nosotros tenemos problemas, ellos también los tienen. Es importante mostrar empatía hacia ellos, me refiero a que tal vez para los adultos un problema pudiera ser el dinero u otra cosa importante, de igual manera para ellos hay cosas importantes, como el no lograr colocar una pieza de lego para el castillo que estaba construyendo para jugar contigo o que no se le compró un chocolate como el que mamá se compró el otro dia.


Dejemos de ver una frustración como si fuera el momento en que nuestros hijos nos están retando, veámoslo como una oportunidad para enseñarles a manejar y controlar sus emociones.


Pamela Sánchez (Licenciada en Ciencias de la Educación, certificada como instructora de Estimulación Temprana y Prenatal, asesora de crianza y Mamá de dos hijos)




 
 
 

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